Escribir en estos momentos sirve para aplacar las broncas, las penas, las injusticias o los fastidios.
Te saca del hartazgo, del cansancio, del mal humor.
Los días se desentonan, se vuelven diferentes, amenos; hasta cuando no lo eran.
Las letras se me vienen encima. Intentan meterse con fuerza dentro mío. O salir de mí. Pero con bronca, con furia. Me desgarran la piel, la estiran, pero siguen dentro. Atrapadas sin poder salir. Veo la piel estirada, la letra haciendo presión, pero sigo con una mezcla de letras ahogándome adentro. La punta de la A, me estira el codo. Se desepera por salir. Esa maldita letra que viene con tantas cosas en ella. Y así como viene, se aleja tranquila, sin siquiera rasguñarme.
Lo mejor es aplastarlas en el papel, pisarlas con fuerza hasta que la letra quede más cansada que yo.
jueves, 20 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)