sábado, 4 de octubre de 2008

Mi día típico

Mariana se levanta temprano. Sea día de semana, o fin de semana. No lecuesta levantarse, a diferencia de mucha gente. Todo lo contrario. Quizáes producto de lo ansiosa que es, que no le permite disfrutar de largashoras de sueño. Ama aprovechar el día. Por lo general, cuando sedespierta ya tiene dentro suyo una cuota de energía que le va a alcanzarpara seguir en ritmo durante todo el día.Él se queda en la cama. Ella Disfruta de besarlo, aunque él protesteentre dormido. Desayuna muy liviano, tan liviano que sólo toma un cafécon leche. Le dedica un rato largo a probarse ropa, a ver qué usarádurante el día. El estar vestida como ella elige y no haberme puesto loprimero que encuentra en el placard, la pone de buen ánimo. Se peina ysale contenta a la calle para ir al trabajo. Por lo general, el estarcontenta, a veces se le olvida cuando empieza a pensar en su mal sueldo,en todas las responzabilidades que tiene en el trabajo y que no lereconocen, aunque en el fondo, deba admitir que más allá de todo, lapasa bien en la oficina. Vive diariamente con muchas ideas ypreocupaciones en la cabeza. A veces termina agotada, y otras veces suscontinuas ideas, le dan energía para seguir adelante. Después deltrabajo, va a la facultad, y aunque protesta porque prefiere estar encasa, disfruta de estar ahí, con sus compañeros y ya amigos. Si no cursaese día, quizá se van juntos al cine o con una amiga a tomar un café ovuelve a casa temprano y según lo que él cuenta, molesta mucho con eltema del “orden”. Ella no se da cuenta. O quizá si. Pero necesito volvera casa y ver todo en su lugar, a diferencia de él, que según lo que elladice, “le gusta vivir en el quilombo”. Pero él dice: “Yo no me doycuenta”.

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